Rugby
| Historia de vida
Figura de los Pumas desde 1978 a 1983 y también jugador de los Wallabies, Enrique Topo Rodríguez ocultó casi durante dos décadas su trastorno bipolar hasta que decidió desafiar a la enfermedad; vive en Sydney y dirige una fundación que alerta sobre los riesgos de la salud mental
Domingo
16 de marzo de 2008 | La Nación
En Sydney, Enrique Rodríguez sonríe en la fundación que
dirige y que alerta sobre la salud mental Foto: The Bipolar Express
Cayó en los abismos
de la depresión y tocó las puertas del infierno. El tobogán al vacío lo condujo
por situaciones extremas, como el divorcio y hurgar en las carencias de la
bancarrota. El derrotero de angustia y sufrimiento lo llevó a una vida de
insomnio, hasta que un día, después de 19 años de padecimiento, abrió su
corazón y enfrentó su desánimo con ansias de recuperación. Enrique Topo Rodríguez,
aquel rugbier cordobés que se destacó en los Pumas entre 1978 y 1983, desafió
una enfermedad que desconocía, que lo acompañó durante casi dos décadas por el
sinuoso camino de la euforia y la tristeza, algo así como un desequilibrio de
la psiquis que los especialistas denominan trastorno bipolar o
maníaco-depresivo.
Afincado en los
suburbios de Sydney, desde 1984, cuando tomó una decisión revolucionaria para
entonces, esto es emigrar de la
Argentina para jugar al rugby en el extranjero, Rodríguez
quiebra el silencio y relata su historia, con un testimonio conmovedor, que
pretende trazar un mensaje de enseñanza y entusiasmo para aquellas personas que
estén acorraladas por la depresión.
"Oculté la
enfermedad sin saber de qué se trataba durante mucho tiempo. Perdí a mi familia
y me quedé sin un peso. Seguí jugando al rugby, pero con los desequilibrios
lógicos de la bipolaridad. Estaba lúcido y era obsesivo, pero la contracara fue
una depresión que me dejó sin nada. Estaba medicado y hacía terapia. Hasta que
un día leí en una revista que la actriz Margaret Kidder padecía un problema de
salud mental que casi la lleva al suicidio. La noticia me shockeó , y me
decidí a enfrentar la enfermedad y a compartirla con los médicos y mi círculo
íntimo", cuenta el Topo durante una charla telefónica con LA NACION.
A los 56 años y con
su acento cordobés extraviado en la lejana Sydney, Rodríguez, ex hombre del
club Tala y que, además, jugó para los Wallabies 26 test-matches, es ahora el
director de una fundación, en Australia, que educa y alerta sobre los riesgos
de la salud mental. El, junto con seis personas, creó en 2007 The Bipolar
Express, una ONG que es el brazo de ayuda e información en escuelas, clubes
deportivos y entidades privadas y estatales.
"No medicamos
ni diagnosticamos, sólo contamos nuestras experiencias y la manera en que es
conveniente enfrentar a la enfermedad. A los deportistas, les advertimos: Para
que el físico funcione bien, la mente debe estar sana . Por lo general, un
deportista bipolar es obsesivo y desafía a la resistencia, no descansa bien y
esto te puede conducir al doping, a una caída abismal o a lesiones
permanentes", expone Rodríguez, alguna vez estudiante de psicología en la Universidad de
Córdoba, pero más que nada un deportista eterno.
En sus días en
Carlton, el pueblo donde vive en la periferia de Sydney, Rodríguez trabaja en
un gimnasio y pasa horas revolviendo la nostalgia de sus épocas de rugbier. El
ex tercera línea de los Pumas, que se ganó el apodo de Topo por su
virtud de escarbar la pelota en los rucks y scrums, es dueño de un récord
mundial: es el único jugador que representó a tres seleccionados: la Argentina ( 15
test-matches), Australia (26) y Tahití (1). Además, esconde anécdotas enlazadas
a los éxitos: integró el equipo argentino, que le ganó por primera vez a los
Wallabies (24-13), el 27 de octubre de 1979, en la cancha de Ferro Carril
Oeste. Y repitió la victoria con el seleccionado, el 31 de julio de 1983, en
Brisbane, por 18-3. Estos dos encuentros son dos de los cuatro que la Argentina derrotó a
Australia en toda su historia.
"El rugby
siempre fue el vehículo para conectarme con el mundo, fue una enseñanza de
valores, de vida. Hace dos años, diserté en Córdoba sobre la bipolaridad y mi
vida deportiva; fue un éxito, y creo que la mejor manera de enfrentar el
problema es contándolo, buscando ayuda", aconseja, con sabiduría y la
sensación de tener la lección aprendida.
Durante la década
del 80, fue pionero en el rugby en la búsqueda de nuevos horizontes, lo que provocó
una crítica despiadada de aquéllos que desconocían más allá de los límites del
amateurismo. Pero, ahora, Enrique Topo Rodríguez no se hace eco de los
antiguos reproches, sino, todo lo contrario: desea que su testimonio les eche
una mano a quienes cayeron en el sótano de la depresión, como le sucedió a él,
que se recuperó a tiempo, y tackleó a la bipolaridad con la misma actitud que
lo hacía en la cancha con los rivales
- Como jugador tuvo épocas
doradas
Enrique Rodríguez participó en el primer éxito argentino sobre Australia, en 1979; en la imagen de arriba, acompaña el ataque de Gabriel Travaglini. Además, jugó en los Wallabies 26 test-matches y el Mundial 1987, y es el único rugbier que actuó en tres seleccionados: la Argentina, Australia y Tahití. Surgió de Tala, de Córdoba, y en Australia se desempeñó en Warringah RC.
Por Nicolás Balinotti
De la Redacción de LA NACION
De la Redacción de LA NACION