viernes, 13 de diciembre de 2013

INTRODUCCIÓN A LA PSICOEDUCACIÓN

Historia - Tipos de Psicoeducación - Psicoeducación grupal e individual -Riesgos posibles y efectos colaterales
Psicoeducación
La psicoeducación hace referencia a la educación o información que se ofrece a las personas que sufren de un trastorno psicológico, aunque este tipo de intervenciones psicológicas también incluyen el apoyo emocional, la resolución de problemas y otras técnicas. A menudo, el entrenamiento psicoeducativo involucra a los pacientes con esquizofrenia, depresión, ansiedad, psicosis, desordenes alimenticios y trastornos de personalidad. Así mismo, incluye cursos de entrenamiento para el paciente dentro del contexto del tratamiento de su enfermedad física. También están incluidos los miembros de la familia. La meta es que el paciente entienda y sea capaz de manejar la enfermedad que presenta. De igual manera, se refuerzan las fortalezas, los recursos y las habilidades propias del paciente para hacerle frente a su enfermedad, para así evitar una recaída y contribuir con su propia salud y bienestar, con un fundamento a largo plazo. La teoría es, cuanto mejor conozca el paciente su propia enfermedad, mejor puede vivir con su condición.
Índice
1 Introducción a la psicoeducación
2 Historia
3 Tipos de Psicoeducación 3.1 Psicoeducación grupal e individual
4 Riesgos posibles y efectos colaterales
Introducción a la psicoeducación
Debido a que, con frecuencia, es difícil para los miembros de la familia y para el paciente aceptar el diagnóstico del mismo, la psicoeducación también tiene la función de contribuir a la no estigmatización de los trastornos psicológicos y a disminuir las barreras para el tratamiento. La psicoeducación, a través de una opinión mejorada de las causas y efectos de la enfermedad, a menudo ensancha el punto de vista del paciente acerca de su enfermedad y este mayor entendimiento puede afectar al paciente de manera positiva. De esta manera se disminuye el riesgo de recaída. Los pacientes y los miembros de la familia que están mejor informados sobre la enfermedad se sienten menos impotentes. Algunos elementos importantes en la psicoeducación son: *Transferencia de la información (sintomatología de los trastornos, causas, conceptos del tratamiento etc.)
Descarga emocional (entender para animar, cambio de experiencias con otros, preocupaciones, contactos etc.)
Apoyo con medicina o tratamiento psicoterapéutico, al mismo tiempo que se promueve la cooperación entre el profesional en salud mental y el paciente, (conformidad, adherencia).
Apoyo para la autoayuda (ej. entrenamiento tan pronto como se reconozcan las situaciones de crisis y los pasos que se deben emprender luego, para ser capaz de ayudar al paciente)
Historia
El concepto de la psicoeducación fue comentado por primera vez en la literatura medica, en un artículo de John E. Donley “Psychotherapy and re-education” en The Journal of Abnormal Psychology, publicado en 1911. No fue sino hasta 30 años después que el primer uso de la palabra psicoeducación apareció en el título de un libro de literatura médica “The psychoeducational clinic” por Brian E. Tomlinson. New York, NY, US: MacMillan Co. Este libro fue publicado en 1941. En francés, el primer ejemplo del término psychoéducation está en la tesis “La stabilité du comportement” publicado en 1962. La divulgación y el desarrollo del término psicoeducación en su forma actual se le atribuye ampliamente a la investigadora americana Carol M. Anderson en 1980 en el contexto del tratamiento de la esquizofrenia. Su investigación se concentró en educar a sus familiares con respecto a los síntomas y al proceso de la esquizofrenia, lo que se tradujo en disminuir las recaídas y los re-ingresos. También, su investigación se enfocó en la consolidación de la autoridad social y en el mejoramiento del manejo que los miembros de la familia le dan a la enfermedad. Finalmente, la investigación de C.M. Anderson incluía técnicas del manejo del estrés más efectivas. La psicoeducación familiar de Anderson pretende constituír al terapeuta en un Ombudsman o bisagra entre la familia y el servicio de atención. La Psicoeducación según la terapia del comportamiento tiene sus orígenes en las habilidades sociales y emocionales del reaprendizaje del paciente. En los últimos años se han desarrollado cada vez más programas de grupo sistemáticos, con el fin de hacer que el conocimiento sea más entendible para los pacientes y sus familiares.
Tipos de Psicoeducación
La psicoeducación puede ser individual, grupal, familiar, incluir solo a los pacientes, realizarse en un entorno clínico o en el hogar; tener una duración de días hasta años. En definitva implica una gran variedad de enfoques, desde aquellos que enfatizan la entrega de información a aquellas que privilegian el apoyo mutuo o la resolución de problemas. la psicoeducacion se maneja con herramientas el cual el principal es UNO MISMO otras herramientas utilizadas son el PAD (Potencial de ADaptacion), el PEX (Potencial EXperiencial), los esquemas relacionales (consideración, seguridad, confianza, disponibilidad, congruencia y la empatía)
Psicoeducación grupal e individual
La psicoeducación puede ocurrir en discusiones de uno a uno o en grupos y son llevadas a cabo por especialmente por educadores sociales, aunque también puede ser llevada a cabo en alguna medida por psicólogos, médicos, enfermeras o cualquier miembro del equipo de Salud; aunque también existen psicoeducaciones por pares o en grupos de autoayuda. En los grupos, se informa a varios pacientes sobre su enfermedad al mismo tiempo. También, los intercambios de experiencias entre los pacientes en cuestión y el apoyo mutuo, juegan un papel en el proceso de sanidad.
Riesgos posibles y efectos colaterales
En realidad, nada desdice de la participación en un grupo psicoeducativo. Sin embargo, los pacientes con enfermedad aguda se agravan, con frecuencia, en exceso con psicosis esquizofrénica y sufren de copiosos pensamientos, trastornos en la atención y en la concentración al comienzo de la enfermedad. Es por ello que algunos autores recomiendan que en la esquizofrenia, la psicoeducación no considere en un período agudo al paciente sino que comience con la familia (1). En general, se debe tener cuidado de no abrumar al paciente o familia con demasiada información, ya que el principio no es transformarlos en expertos sino lograr una re-estructuración cognitiva que por ejemplo potencie la aceptación de la enfermedad y el tratamiento (2). Además de los efectos positivos de una medida terapéutica como la Psicoeducación, en principio, también se deben considerar otros riesgos posibles. El conocimiento detallado de la enfermedad, en particular lo que tiene que ver con las probabilidades de recuperación, las posibilidades terapéuticas y el proceso de la enfermedad, pueden hacer estresar al paciente y/o al miembro de la familia. Por lo tanto, se debe dibujar un cuadro exacto de los riesgos con respecto a la condición psicológica del paciente. Se debe considerar cuánto ya entiende el paciente y cuánto conocimiento puede asumir y procesar en su condición actual. Se debe considerar la habilidad para concentrarse, así como el máximo nivel de estrés emocional que el paciente pueda sobrellevar. Dentro del contexto de un programa psicoeducativo se pueden considerar y discutir una selección de aspectos y/o de posibilidades terapéuticas con el paciente. Por lo demás, el paciente puede formarse un cuadro incompleto de su enfermedad y puede formarse ideas acerca de las alternativas del tratamiento desde una posición ventajosa de información incompleta. Sin embargo, el profesional debe también crearse una completa imagen de las posibilidades del tratamiento y se debe prestar atención de no hacer pedidos excesivos al paciente, ej. dar demasiada información al mismo tiempo

lunes, 28 de octubre de 2013

EL DEBATE POR EL MANUAL DIAGNÓSTICO EN PSIQUIATRÍA

Salud24/10/201300:03
El debate por el manual diagnóstico en psiquiatría
Salud mental. En mayo se publicó el manual de clasificación y diagnóstico de los trastornos, llamado DSM-5. A poco de que se presente la versión en español, su análisis continúa.

Tras una década de revisión. El manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales ya está disponible en su versión original. El año que viene se publica en español.
En el ámbito de la psiquiatría, la psicología y las neurociencias, se utiliza como herramienta un manual di agnóstico y estadístico de los trastornos mentales elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM por su sigla en inglés), cuya quinta edición se publicó en mayo, pero que tendrá una versión en español sobre la que se está trabajando y que llegará a la región en 2014.
La ambición de la Asociación Americana de Psiquiatría con este manual es unificar el lenguaje con el que se comunican los psiquiatras en todo el mundo, pero es precisamente esa pretensión de universalidad lo que cuestionan algunos profesionales del sector fuera y dentro de Estados Unidos, porque –alegan– uno de los riesgos es que no se contemplen matices relacionados con factores culturales. A eso se suma que las revisiones son procesos largos, por lo que la falta de dinamismo (la anterior versión se remonta a hace 20 años y la modificación demandó una década) es otra de las críticas. Sin embargo, la representatividad no es menor, ya que en las denominadas “fuerzas de trabajo” que participaron en la revisión hubo especialistas de distintas partes del mundo y la comunidad involucrada con APA supera los 30.000 profesionales.
Entre las novedades que introdujo el DSM-5 es la modificación de la descripción de las formas de esquizofrenia, el diagnóstico de alzheimer y nuevos métodos para abordar trastornos de personalidad. Asimismo, establece una separación de los trastornos del espectro obsesivo-compulsivos (TOC) y los de estrés postraumático del capítulo de los trastornos de ansiedad, lo que permite, entre otras cosas, aseveran, que ahora los TOC y el estrés postraumático sean evaluados, diagnosticados y tratados, de manera diferente.
Invitado por la institución de Asistencia, docencia e investigación en neurociencias (Adineu), el próximo martes estará en el país y disertará en Buenos Aires Javier Escobar, decano Asociado para Global Health y profesor de Psiquiatría y Medicina Familiar del Robert Wood Johnson Medical School de la RutgersUniversity, psiquiatra de habla hispana que participó en el trabajo de la APA para esta nueva versión del DSM 5.
“¡Necesitamos más discusión!”, respondió sencillamente Escobar ante la observación de que los DSM son discutidos por una parte de la comunidad científica. Consultado por La Voz del Interior , el especialista aclaró que “de acuerdo con el DSM-5, los criterios (para diagnosticar) son iguales, pero se necesita considerar el influjo de elementos de género, culturales y sociales en el diagnóstico del trastorno ”.
Influencias culturales
Por su parte, Miguel Márquez, médico psiquiatra y presidente de Adineu, apuntó que hay algunas influencias culturales, que son atendidas en los DSM, pero que –dijo–, en esencia, la esquizofrenia, el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión, el trastorno por estrés postraumático y la bipolaridad, “así como la enorme mayoría de los trastornos mentales, tienen el mismo perfil sintomático en todo el mundo y en todos los tiempos, si nos remitimos a la historia psiquiátrica desde que la conocemos”.
Más allá de las controversias, la validez y utilidad de los manuales de diagnóstico se evalúan cuando son utilizados para lograr la cobertura de tratamientos o se le asigna carácter documental. “Sí. Comúnmente se utilizan estos diagnósticos para declarar incapacidades, aunque se espera en muchas ocasiones que el trastorno mejore y se termine la incapacidad”, apuntó al respecto Escobar.
En tanto, el director de Adineu advirtió que “explícitamente, los sistemas clasificatorios dejan constancias, en sus capítulos introductorios, de las limitaciones y dificultades que supone el uso de estos criterios en el ámbito forense o judicial y en cualquier otro que no sea el clínico”.
Márquez opinó que, en general, quienes rechazan los DSM integran dos grupos: quienes se oponen a que el diagnóstico de los trastornos mentales tengan alguna utilidad y piensan que sólo “rotulan” y “estigmatizan” a los pacientes, y quienes aceptan que el diagnóstico es imprescindible para poder tratarlos racionalmente. “Estos últimos quisieran diagnósticos basados en un conocimiento de las causas que generan las enfermedades o en la teoría que cada uno tiene acerca de la psicopatología. La necesidad del diagnóstico no puede discutirse en el siglo 21, así que el primer grupo no realiza aportes que hoy puedan considerarse”, afirmó, taxativo. Y matizó: “En cambio, se puede coincidir o no con las críticas del segundo grupo, aunque lamentablemente no hay demasiados conocimientos acerca de las reales causas de muchas de las enfermedades mentales. Lo que hacen los DSM (así como las clasificaciones de las enfermedades de la Organización Mundial de la Salud, la CIE10) es evitar la babel que teníamos antes del DSM 3, cuando cada psiquiatra llamaba a las enfermedades de acuerdo con la escuela a la que pertenecía y la ciencia psiquiátrica estaba prácticamente incomunicada”.
La difusión de diagnósticos también tiene como riesgo su banalización: desde interpretaciones hasta chistes basados en síntomas muy característicos de trastornos o síndromes. Ejemplo de ello es el trastorno obsesivo compulsivo (llamado por su sigla sencillamente “TOC”), el alzheimer, la esquizofrenia o las fobias. “Trastorno obsesivo-compulsivo es generalmente severo e incapacitante y requiere síntomas específicos. A veces, se trivializa para etiquetar ciertos comportamientos. Lo mismo ha pasado con muchas otras etiquetas diagnosticas (esquizofrenia, manía, etc.)”, admitió Escobar. “El trastorno obsesivo compulsivo tiene sintomatología dimensional, es decir, hay personas con ciertas manifestaciones de orden o hábitos que, en grados diferentes y con intensidad distinta, también tienen los pacientes obsesivos. Las clasificaciones delimitan claramente los requisitos que deben tener los síntomas para que el paciente pueda recibir un diagnóstico y requerir un tratamiento”, añadió por su parte Márquez.
El nuevo manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5) tiene un sitio de Internet (www.dsm5.org) pensado como un recurso para que la comunidad científica y, en general, todos los interesados (desde médicos hasta compañías de seguros) puedan acceder y consultar sobre los contenidos. Una muestra de que su uso tiene impacto social.
Edición Impresa
El texto original de este artículo fue publicado el 24/10/2013 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición digital para leerlo igual que en el papel


Escobar. Integró la fuerza de tareas para el DSM-5.


Márquez. Director de Adineu.


miércoles, 10 de julio de 2013

PRIMER CONTACTO CON FAMILIARES



(Boletín que agradecemos a APEF, nos fue entregado en Dic 95, aún tiene vigencia)

En  la  década  del  setenta  de  este siglo  que  está  llegando  a  su  fin,  comenzaron  los  movimientos  familiares.  Hasta  ese  momento  la  existencia  de  la  familia  transcurría  sin  tener  un  lugar  de  encuentro,  de  permanencia,  de  comunicación  y  aprendizaje,  de  cooperación  solidaria,  en  referencia  a  sus  problemas  cotidianos,  materiales  y  concretos,  en  el  convivir  con  la  discapacidad  o  secuelas  discapacitantes  de  alguno  de  sus  miembros. Los  fundadores  de  estos  movimientos  son  reconocidos  y  viven  en  la  memoria  de  todas  las  familias,  con  amor  y  gratitud.
Ellos  indirectamente  ayudaron  a  cientos  de  miles  de  familias  a  salir  del  aislamiento,  la  desesperación  y  el  estigma  que  convive  con  las  discapacidades.
Cada  organización  nació,  se  nutrió,  y  creció  desarrollando  su   propia  identidad  específica,  y  fue  moldeada  por  el  amor  que  aportaban  sus  integrantes.

Al  movimiento  familiar  lo  crea  el  amor,  el  respeto,  y  la  acción,  por  todos  los  que  sufren  el  impacto  de  lo  inesperado,  del  dolor   de un  diagnóstico,  del  amor  por  otros  cuya  situación  espeja  la  propia,  y  por  todas  las  personas  en  desventaja.

Es  este  amor  y  el  compromiso  de  transmitir  beneficios  a  otros,  lo  que  los  hace  únicos.  No  son  burocráticos,  son  carne  y  sangre.  Asociaciones  que  sus  integrantes  no  abandonan  mientras  existan  personas  que  sufran  discapacidad  y  familias  luchando  con  ellos,  en  el  medio  social.
Son  miembros  de  la  vida,  y  esto  es  lo  que  los  hace  fuertes.  Les  otorga  fortaleza  para  la  acción.  Los  que  no  comprenden  el  movimiento  familiar,  del  tipo  que  sea,  le  temen.
Es  el  miedo  al  aprendizaje  de  la  libertad,  a  la  tarea  grupal,  a  la  posibilidad  y  potencia  de  un  conocimiento  con  el  cual  los  profesionales,  en  general,  no  cuentan.  No  está  en  ningún  libro,  sólo  en  la  práctica  familiar.  Quien  dialoga  con  familias  que  recién  escucharon  el  diagnóstico  y  que  vivenció  esta  situación,  puede  atestiguar  una  descripción  muy  puntual.
La  agonía  personal  puede  ser  sobrellevada,  se  observa  a  las  familias  y  se  ve  cómo   mientras  el  llanto  nunca  cesa,  la  fuerza,  solidaridad  y  determinación  del  movimiento  familiar,  en  la  misión  de  mejorar  la  vida,  va  mucho  más  lejos  y  más  profundo  que  las  angustias.
Estamos hablando de las organizaciones familiares de autoayuda autogestivas.
La  mayoría  pertenecen  a  una  Organización  Internacional  o  Mundial,  que  actúa  como  referencia  para  toda  la  información  actualizada.
Estas  organizaciones  en  cada  país  reclaman  reformas , dibujan  propuestas,  reúnen  estadísticas,  influencian  la  opinión  pública,  exigen  fondos  para  la investigación,  para  la  rehabilitación,  para  soluciones  y  tienen  como  misión  sacar  el  problema  del  encierro  de  un  cajón.

Los  gobiernos  no  se  destacan  por  la  innovación (social) y  las  familias  presionan  por  nuevos  tipos  de  cuidados  para  sus  hijos.  No  es  lo  común  contar  con  un  gobierno  que  provea  algo  más  que  lo  básico  para  sus  ciudadanos.  Los  políticos  no  consideran  que  se  trate  de  temas  que  generen  votos.
Los profesionales viven cómodos dentro del statu quo, y de un sistema que no les  cuestiona  sus  prácticas,  y  no  les  brinda  la  formación  que  realmente  necesitan.   

Es  después  que  las  familias  se  arriesgaron  con  algo  novedoso,  se  aventuraron  y  obtuvieron  algo  mejor  que  lo  existente  que  los  demás  se  interesan.
El  rol  principal  de  los  movimientos  familiares  es,  como  grupo  Nacional,  Local,  o  Solitario,  luchar  por  el  cuidado  decente  de  sus  hijos,  proveer  la  información,  el  diálogo  y  el  aprendizaje  que  falta,  y  esto  lo   hacen  como  integrantes  de  una Asociación o a título personal en las salas esperas de los  tratamientos  médicos.

La  familia  que  sabe  que  es  parte  de  una  red  obtiene  fuerza  de  este  conocimiento.  Los  sistemas  de  salud  y  quienes  los  ejecutan  pueden  ser  cuestionados  en  sus  tareas , por  no  realizarlas   honestamente,  compasivamente  o  justamente.         

Las  familias  con  la  Organización  Familiar  que  las  respalda  pueden  cuestionar  al  sistema  y  a  sus  representantes.  Esto  les  da  fortaleza  para  accionar,  para  abrir  puertas, o  por  lo  menos  introduce  una  atmósfera  diferente.  Hay  mucho  trabajo  por  realizar  en  estas  organizaciones  no  gubernamentales,  que  tienen  la  fuerza  para  exigir  un  tratamiento  de  calidad  humana  que  es  el derecho  de  toda  persona,  e  imprescindible  si  tiene  problemas.

La  fuerza  de  las  organizaciones  familiares  depende  de  su  número.  Hay  muchas  razones  para  que  las  familias  no  sean  incluidas  en  las  planificaciones,  en los  proyectos,  y  que  se  las  ubique  en   condiciones  de  marginalidad  respecto  de  las  tomas  de  decisión.  La  razón  principal  es  histórica,  la  familia  es  considerada  como  un  factor  que  perturba  y  complica,  culpable  por  su  sola  existencia.  Otra  razón  es  el  pragmatismo,  en  relación  a  limitar  fondos  para  salud  y  educación.  Cuando  hay  poco  presupuesto,  los  primeros  en  no  recibir  son  los  más  necesitados.  Otra  razón  es  la  información  confidencial,  secreto  de  estado  de  los  profesionales  y  los  centros  de  atención.

Las  familias  están  comprometidas  existencialmente,  deben  ser  informadas  y  consultadas,  en  lugar  de  proceder  a  interpretarlos  y  etiquetarlos  o  en  el  mejor  de  los  casos  derivarlos  a  tratamiento  terapéutico,  para  su  mejor  adaptación  a  un  sistema  injusto,  que  los  descuida  desde  la  gestación  y por  lo  tanto  produce  secuelas  discapacitantes,  en  demasiadas  oportunidades.

Cuando  la  familia  es  asesorada  en  forma  deficiente,  empeoran  la  situación    del  ser  querido,  cometen  errores  a  partir  de  indicaciones recibidas de las que no son,  en,  general,  responsables.

La  carta  de  un  padre,  uno  de  cuyos  hijos  padece  enfermedad  mental  grave,  ejemplifica  una  situación,  común  y  actual:  “No  soy  doctor,  soy  un  padre.  Aprendí  del  caos  de  la  enfermedad  mental  desde  un  adentro  terrible  y  doloroso,  uno  de  mis  hijos  ha  estado  luchando  con  ella  por  seis  años.  En  este  momento  estamos  pasando  por  una  situación  difícil,  todos  nosotros.  Juan  ha  dejado  de  tomar  la  medicación  y  se  está  desmoronando  otra  vez.  Cada  vez  que  suena  el  teléfono,  nuestros  corazones  se  detienen,  antes  de  entrar  en  pánico.  No  sabemos  qué  nos  traerá  la  semana  próxima  o  la  próxima  hora.  Cuando  se  enfermó,  fue  como  el  inicio  de  un  largo  y  oscuro  túnel  para  todos  nosotros.  Frente  a  la  oscuridad,  nadie  quería  saber  lo  que  pasaba,  y  mientras  todos  estaban  muy  ocupados  lavándose  las  manos  o  pasándose  la  pelota  del  diagnóstico  y  los  tratamientos,  mi  hijo  se  desmoronaba  rápidamente.
Finalmente  encontramos  una  familia  con  el  mismo  problema  y  esto  nos  trajo  esperanza  y  comprensión.  Nos  introdujo  a  una  Asociación,  conformada  por  otras  familias,  que  como  nosotros  estaban  tratando  de  rescatar  al  que  amaban  de  la  desesperación  terrorífica  de  la  enfermedad  mental  grave,  nos  impactó  el  hecho  de  que  todos  eran  personas  comunes  y  agradables,  Madres,  Padres,  Abuelos,  Hermanos,  como  nosotros.  Familias  como  la  de  usted,  tal  vez.  A  través  del  grupo  y  de  las  llamadas  de  emergencias  nocturnas,  aprendimos  más  de  la  enfermedad  mental,  y  de  la  esquizofrenia  de  nuestro  hijo,  de  lo  que  todos  los  libros  juntos  pueden  enseñar.  Descubrir  que  no  hay  cura  fue  muy  desagradable,  porque  esto  no  nos  había  sido  aclarado  en  la  atención  médica,  o  por  lo  menos  había  quedado  en  la  ambigüedad.  Y  el  alivio  llegó  al  ver  lo  que  la  medicación adecuada podía lograr.  Las  enfermedades  con  etiología  desconocida  son  tierra  fértil  para  teorías  buscadoras  de  chivos  expiatorios.  En  la  década  del  40  se  desarrolló  la  teoría  de  la  madre  esquizofrenizante.  Satisfacía  el  deseo  de  muchos  profesionales  de  una  explicación  simple  de  un  tema  complejo  y  por  lo  tanto  problema.
Esta  idea  sobrevive  en  los  modelos  que  ven  la razón  de  la  esquizofrenia  en  una  perturbación  de  la  relación  familiar,  aunque  nunca  existió  la  prueba  científica  para  una  teoría  tan  simplista.  El  concepto  sistemático  de  acuerdo  con  el  cual  el  integrante  enfermo  es  la  demostración  de  la  atmósfera  familiar  alterada,  del  funcionamiento  disfuncional,  y  del paciente  designado,  tiene  influencia  en  todos  aquellos  profesionales  que  aceptan  la  posibilidad  de  una  perturbación  metabólica  en  todo  órgano  humano,  excepto  en  el  cerebro,  o  en  el  funcionamiento  de  la  mente  humana.
Hoy  no  hay  dudas  sobre  el  hecho  de  las  perturbaciones  metabólicas  que  afectan  las  funciones  mentales,  no  obstante,  continúa  siendo  hegemónico  el  no  reconocerlo.
Las  familias  reconocen  que  muchas  veces  no  tienen  posibilidades  como  corresponde  para  cuidar  a  sus  enfermos,  y  que  necesitan  información,  tratamiento  efectivo,  consejos  prácticos,  ayuda  y  alivio  a  su  carga,  para  desarrollar  un  vínculo óptimo con  su familiar, que necesita  cuidados  especiales.
Los resultados  han  jerarquizado  la  necesidad  de  una  atmósfera  familiar  amigable  y  relajada,  para  evitar  las  crisis.  Se  considera  a  la  familia  como  productora  del  stress,  responsable  del  clima  y origen de la enfermedad, el clima  se  puede  tornar  más   agitado.

El  modelo de vulnerabilidad - stress no dice nada de la etiología, ayuda  a  crear  manejos  más  humanos,  pero  stress  es  un  término  que  permite  tapar  la  ignorancia,  y  vulnerabilidad  no  dice  otra  cosa  que  la  existencia  tal  vez  de  una  habilidad  o  un  desorden  metabólico  específico  de  las  funciones  cerebrales.                           Todas  las  enfermedades  son  de  origen  MULTIFACTORIAL, pero  no  todos  los  factores  son  igualmente  importantes.
La  estigmatización  de  la  familia,  del  paciente,  de  la  enfermedad  y  el  descrédito  de  la  medicación  correcta  y  el  tratamiento  posible,  deben  terminar.
El  cerebro   del  enfermo  debe  ser  protegido.  La  causa  de  la  enfermedad  no  reside  en  factores  psicológicos  o  sociales.               Lo  que existe  es  la  necesidad  de  ayudar  a  la  recuperación  psicosocial,  por  las  secuelas  que  produce  la  perturbación  de  las  funciones  cerebrales. 
Las  familias viven  agitadas  por  el  problema  y  empobrecidas  por  el  costo  de  tratamientos  de  por  vida.  Demanda  tratamiento  y  cuidado  y  no  exigir  a  la  persona  un  cumplir  con  lo  que  le  resulta  imposible.  Una  madre  nos   escribe: “Los  que  dicen  desde  la  teoría  que  las  personas  tienen  que  tener  la  libertad  de  hacer  lo  que  les  plazca  y  la  libertad  para  estar  enfermo,  se  olvidan  de  algo  muy  importante,  cuando  el  juicio  de  una  persona  está  dañado  por  un proceso  fuera  de  su  control,  tiene  el  derecho  de  esperar  que  la  sociedad  lo  ayude  y  lo  reciba  hasta  que  él  pueda  ser  capaz  de  ejercer  su  propio  juicio”.